Declive de un año más
Septiembre es el mes del año que con mayor intensidad nos identifica como nación por cuestiones históricas que nos enseñan desde la escuela primaria.
También representa el principio del fin para el año en curso, ya que ustedes no me dejarán mentir, una vez iniciados los festejos por la conmemoración del movimiento de independencia, las celebraciones son continuas en las fechas por venir y es en un parpadeo que nos encontramos festejando el año nuevo.
Sin embargo, aunque como buenos mexicanos somos expertos en tomarnos cualquier situación con humor, estamos a unos días de llegar al primer aniversario de una de las mayores catástrofes en nuestra ciudad y otros estados del país.
Hace un año exactamente no pasaba por la mente de ninguno de nosotros que dentro de unos cuantos días la tierra sobre la que habitamos decidiría darnos una fuerte sacudida para recordarnos lo pequeños que somos ante la fuerza natural, y lo resistentes que podemos ser también nosotros cuando actuamos como una sociedad unida.
De igual manera, debemos ponernos a pensar que hacer nuestras vidas sin miedo y sin la paranoia constante que se vivió un año atrás no está peleado con estar siempre listos para reaccionar y no ser víctimas del pánico.
La finalidad de la publicación este día es promover la consciencia sin tratar de por esto apagar nuestro espíritu de fiesta y celebración.
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Toma en serio las indicaciones de las personas asignadas a las tareas de protección civil
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Si hay un simulacro, no lo menosprecies ni lo tomes a juego
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Ubica los puntos de seguridad más cercanos a las zonas en las que usualmente estás
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Identifica en tu casa, escuela u oficina puntos menos vulnerables en caso de que no hubiera suficiente tiempo para evacuar en situación de emergencia
Los que tenemos la fortuna de seguir en nuestro día a día celebremos el comienzo de la recta final de un año más, pero tratemos de hacerlo de la manera más responsable posible.
También aprovecho para hacerles un atento llamado a reducir la diversión basada en la explosión de cohetes y otros artefactos que utilizan pólvora, pues como habrán notado, las fuertes lluvias nos dejan, como cada año, flotando en inundaciones que podrán parecer habituales en esta, nuestra cuenca de México, y quizá esa es la razón de que menospreciemos la situación.
Si añadimos toneladas de basura de los cohetes a las que ya generamos de forma cotidiana, podríamos empeorar exponencialmente este problema, sin mencionar otras consecuencias ambientales que expertos en el tema podrían enumerar sin terminar.
Tampoco pretendo asustar a la gente con las altas estadísticas de los centros de salud sobre la cantidad de personas que atienden de emergencia por accidentes provocados con estos artículos explosivos tan característicos de la época. Únicamente reitero mi invitación a que seamos conscientes.
Llenemos con más luces y menos explosiones nuestras celebraciones. Aprovechemos la gran
variedad gastronómica que este país ofrece, cantemos y bailemos con todas las personas que queremos y ¿por qué no? impulsemos nuestra música tradicional regional y sus intérpretes.
¡Vamos por un excelente cuatrimestre lleno de festejos!