De conmemoración a las fiestas patrias
En la historia nos relatan que debido a una conspiración de rebelión descubierta hace dos siglos, el 16 de septiembre de 1810 fue la fecha elegida para adelantar el movimiento armado que culminaría hasta 1821 con el reconocimiento de México como una nación independiente de la corona española.
Esto generó que septiembre se convierta en un mes que se pinta de verde, blanco y rojo a nivel nacional y en cada rincón del país se celebre de maneras particulares con música, bailes, bebidas, pero sobre todo, mucha comida.
Está de sobra mencionar la tradicional ceremonia en la que cada año, el presidente de la República en turno repica la campana de Dolores, ubicada en el balcón central del Palacio de Gobierno, mientras realiza el grito de independencia y ondea la bandera mexicana frente a millones de expectadores entre los que acuden al Zócalo capitalino y los que siguen la transmisión por TV (sin contar a quienes preferimos ver la segunda pelea de Saúl “Canelo” Álvarez contra Gennady Golovkyn ???)
Dato: La campana que originalmente hizo sonar el cura Miguel Hidalgo en Dolores, Guanajuato, para anunciar el inicio del movimiento armado de independencia, fue trasladada el 14 de septiembre de 1896 al Palacio Nacional en la Ciudad de México y fue sonada ahí por primera vez el 15 de septiembre de ese mismo año.
Aunque en México es muy fácil encontrar los 365 días del año los platillos típicos del país, este noveno mes y sobre todo los días de festejos patrios, son un excelente pretexto para juntarlos todos, o la mayor cantidad posible de ellos, en una sola mesa y disfrutar con familia y amigos hasta no poder más.
De todos estos platillos, me gustaría resaltar este día el pozole, ya que es de los más conocidos, de los más típicos de estas fechas desde mi punto de vista, y de los que mayor tradición e historia tienen desde épocas prehispánicas.
El mito del pozole

“Se cuenta que Moctezuma come carne humana, pero yo nunca lo he visto”
En recetas de cocina que recabaron distintos frailes españoles también se documentó que se cocían restos de cuerpo humano junto con el maíz. Por otro lado, la antropofagia o acto de consumir carne humana, se practicaba en la cultura mexica con fines religiosos y era una actividad reservada para los nobles, gobernantes y guerreros.
Ya pasaron los días conmemorativos y de festejo, pero nunca estamos fuera de fecha para disfrutar de un rico pozole.