¿Entrando al mundo adulto?
Si eres un joven que recién comienza a enfrentar la batalla diaria del mundo laboral y la vida de las responsabilidades de adulto, el tema que propongo tocar hoy puede ser de tu interés.
Actualmente he recibido insistentes llamadas telefónicas de las instituciones bancarias para ofrecerme todos los beneficios de ser usuario del peligroso plastiquito que conocemos como tarjeta de crédito y no entraré en detalle sobre lo que ofrecen y considero atractivo o no, pero me interesa compartir alguna información contigo, que quizá estás en camino de iniciar con tu historial crediticio.
Primero que nada, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, o Condusef para los cuates, nos recomienda al igual que cualquier pariente o amigo que se preocupe por nosotros, que nos detengamos un poco a analizar nuestras necesidades antes de elegir una tarjeta. Todas las tarjetas sirven prácticamente para lo mismo, exprimirnos los bolsillos (No cierto, sí cierto), pero cuentan con características que las perfilan hacia diferentes tipos de usuario. Esto lo puedes buscar en los sitios web de cada institución o en el Banco de México.
Sin embargo, hagas lo que hagas, cuando adquieras una tarjeta no pagues únicamente el mínimo:
Cada vez que abonas el pago mínimo, ese dinero se distribuye en el siguiente orden: impuestos, intereses, comisiones y capital adeudado. De dicha manera, lo último que pagas son tus consumos o deuda adquirida. Si sólo haces el pago mínimo de tu tarjeta, difícilmente lograrás avanzar en la liquidación de tu deuda, y el plazo de la misma se puede extender indefinidamente.
Toma en cuenta tu ingreso para delimitar la línea de crédito que eres capaz de soportar, porque lamentablemente en nuestra nula cultura financiera acostumbramos a ver una tarjeta de crédito como una extensión de nuestro ingreso, cuando lo ideal es que sirviera para emergencias o quizá para aprovechar unas cuantas promociones, alguna atractiva adquisición diferida en pagos quizá (cuidando que se trate de meses sin intereses).
Identifica en qué gastas más y con qué frecuencia, por ejemplo, si tienes que viajar constante, probablemente te conviene elegir una tarjeta asociada que te otorgue millas de vuelo en cada compra que realices. También, existen programas de lealtad y recompensas que ofrecen las instituciones financieras, tarjetas afines a ciertos grupos de interés como universidades, deportes, mujeres, entre otros. Considera que las tarjetas de afinidad suelen tener un costo financiero más elevado en términos de tasa y cuota anual.
Por último para cerrar con el tema, pero no menos importante, la Condusef pone a tu alcance algunos consejos si estás pensando en adquirir o ya manejas una tarjeta de crédito pero no le prestas mucha atención a este tipo de detalles:
- Modera el uso de tu tarjeta y que sea acorde con tus ganancias
- Ten en mente siempre tus fechas de corte y de límite de pago
- Paga siempre la deuda completa o por lo menos el doble de lo que marca el pago mínimo
- No abuses de los meses sin intereses. Son atractivos y tentadores, pero muchos pagos pequeños se convierten en uno enorme
- Adquiere bienes duraderos. No uses la tarjeta por ejemplo para comprar la despensa como si tuvieras dinero adicional
- No utilices el crédito para obtener dinero de los cajeros, las comisiones e intereses que cobra el banco por estos movimientos salen caros
- Revisa tus estados de cuenta y conserva comprobantes
- Mantén tu tarjeta en niveles aceptables de saldo para que puedas cancelarla en cuanto quieras, no dejes que las deudas te esclavicen a ella por años
Lo ideal siempre será gastar el dinero en razón de lo que se tiene y dejar lo suficiente para el ahorro, por lo que te felicito en verdad si eres de las personas que guardan el dinero con sus metas bien fijas, pero nunca está de más pensar en la posibilidad de armar un historial crediticio y aprovechar una que otra ventaja de esta herramienta, sin que se nos salga de control